La escuela notificó a su madre sobre esta situación. Al llegar al hospital, los médicos ordenaron una cirugía ocular de emergencia. Por el momento, el niño de siete años está en un nosocomio en la ciudad de Querétaro; mientras tanto, sus padres están trabajando en una colecta para solventar los gastos médicos.
Aunque la institución donde estudia el niño cuenta con un seguro, sus tutores todavía no pueden acceder al mismo. Se informa que el compañero que arrojó el vidrio no lo hizo con malicia, sino jugando. Por ahora, no se sabe si será castigado.