Doscientos pesos en la cartera

Doscientos pesos en la cartera FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / Estos días han sido de grandes emociones y muy fuertes momentos, reconozco que me ha costado mucho trabajo mantenerme tranquilo y con visión serena y clara. En primer lugar mi hija menor me dio una lección de valentía y coraje. En segundo lugar, una distinción y enorme compromiso que tengo con mis colegas.

Mi hija en estos meses se recibió como Arquitecta, presentó su examen profesional, que ya tenía unos añitos que estaba pendiente, aplicó para un trabajo en una empresa de diseño a nivel internacional, le dijeron que estaban interesados y empezó armar su salida para presentarse en las oficinas en Portugal para una entrevista presencial.

Juntó un poco de dinero, se pagó el boleto de avión y la estancia de 15 días en un sencillo cuarto, armamos lo que se pudo para que todo saliera bien. Un poco de dinerito que le regaló su abuela, algo que le juntamos su mamá y yo, el apoyo de su hermana mayor, el cariño de toda su familia, y se fue a la aventura.

La entrevista salió maravillosamente bien, la van a contratar y ahora tocaba el asunto de pagar la renta y dos meses de depósito de un departamento para que tenga donde estar tranquila y descansar felizmente. Todo fue un logro.

Yo, mientras tanto, estaba en el proceso de presidir el Colegio de Arquitectos con todo mi entusiasmo y compromiso. El asunto no era menor, destiné tiempo y recursos para que este asunto saliera de la mejor forma, y con el apoyo de mi familia emprendimos este nuevo reto profesional.

Mientras todo esto sucedía, pensaba que el problema es justo esto, millones de mexicanos somos clase media, esos que a veces solo contamos con $200 pesos en la cartera y tenemos la aspiración y el compromiso de sacar adelante a México. No lo hacemos por nacionalismos trasnochados ni patrioterismos baratos, lo que nos mueve es que este es nuestro país y aquí tenemos que salir adelante con nuestra gente y nuestro destino.

Le pedimos a Dios no enfermarnos o que alguien de nuestra familia se enferme, porque nos lleva el carajo, no tenemos acceso a la salud y algo así puede ser catastrófico. No nos gusta la educación pública para nuestros hijos porque vemos las enormes deficiencias que tiene y queremos que nuestros hijos puedan competir profesionalmente en cualquier ámbito. No tenemos ni contamos con becas o apoyos de gobierno, porque justamente somos nosotros, la clase media, los que pagamos con nuestros impuestos estos programas sociales.

Somos nosotros, la clase media mexicana, esa de $200 pesos en la cartera, la que mueve este país. Somos la clase media que es insultada, ofendida, denigrada y despreciada por las autoridades. Somos los que nos dicen conservadores, fachos, aspiracionistas o cualquier otra lindura.

Somos los que trabajamos 30 o 40 años y construimos apenas un pequeño patrimonio, mientras muchos de los que nos piden el voto, una vez en el gobierno, en apenas un par de años, tienen hermosas residencias, vehículos fabulosos, viajes de fantasía y empresas prósperas. Somos esa clase media que ya está un poco cansada de verlos en fastuosas ampañas pagando millones de pesos del presupuesto para acarrear personas a sus actos que no llenan de otra forma.

Somos esa clase media que aspira a ser, tener y ver mejores cosas.

Y saben qué. Nosotros sí lo hacemos con $200 pesos en la cartera.

Yo no voy a votar por el que prometa regalarme algo, eso sé que no lo va a cumplir. Voy a votar por el que se comprometa a administrar de la mejor forma el dinero de todos los mexicanos y tenga el valor como persona bien nacida de rendirnos cuentas claras.

La clase media ya estamos cansados de mantener tantos políticos corruptos y de que nos den solo cuentos chinos.

Va para todos los colores. Que en todos lados se cuecen habas.

¿Quién va conmigo?

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