Bernardo Gutiérrez Parra / Con sus asegunes, fallas y carencias, el Seguro Popular era la tabla de salvación de millones de mexicanos sin derecho al IMSS o al ISSSTE. Fue el clavo al que se agarraron 5 millones 200 mil ciudadanos cuando fue fundado en 2004 y al que estaban adheridos 52 millones en 2019.
Pero Andrés Manuel López Obrador lo disolvió de un plumazo para reemplazarlo por una macabra broma: el INSABI. Y a partir de entonces el sistema de salud se vino para abajo.
Andrés Manuel hizo pomada el sistema de abasto de medicamentos que funcionaba casi con la exactitud de un reloj suizo, pero donde “había mucha corrupción”.
Es la hora en que la FGR no ha presentado ninguna querella contra las farmacéuticas por corrupción. Pero para frenar las protestas por el desabasto, el presidente prometió un servicio de salud como el de Dinamarca. ¿Cuándo? Ya prontito. Aguanten.
Esa cantaleta la repitió 42 veces, pero en julio del año anterior anunció en una mañanera: “Anoche se me ocurrió (sic) construir una mega farmacia que almacene todos los medicamentos que hay en el mundo para que surta a todas las clínicas y hospitales del país y así acabar con el desabasto”.
Y órale.
El 29 de diciembre inauguró en Huehuetoca la Mega Farmacia del Bienestar con una inversión inicial de 3 mil millones de pesos, pero que para enero de este año sólo había surtido 67 recetas.
¿Y el sistema de salud como el de Dinamarca?
Ah, ese ya. “El 1 de marzo tendremos resuelto el tema de la salud pública, vamos a tener funcionando el mejor sistema de salud pública del mundo¸ mejor que el de Dinamarca, aunque se burlen mis adversarios”.
¿Y qué pasó?
Pues eso, que el 1 de marzo ya pasó y nada de nada con un sistema de salud mejor que el danés.
Entre 2021 y 2022 el IMSS, solo el IMSS, dejó de surtir 15 millones de recetas, cinco veces más que el gobierno de Peña Nieto que en el último año de su mandato dejó de surtir 3 millones en todo el sistema de salud (IMSS, ISSSTE, SEDENA, SEMAR, etc.).
¿Cubrirá la mega farmacia ese tremendo desabasto? Al menos en esta vida, no lo creo.
El combate a la violencia ha sido otra de las gracejadas de Andrés Manuel.
Los abrazos a los delincuentes han convertido al país en algo muy parecido a un Estado fallido, pero López Obrador insiste en que su estrategia contra la violencia está dando resultados, “A pesar de los ataques de los conservadores y la prensa al servicio de los poderosos que magnifican los homicidios dolosos y las masacres”.
México es un país feliz dijo el presidente la víspera del Día Internacional de la Mujer, pero qué difícil es creerle cuando su administración está convertida en la más violenta de la historia con más de 188 mil homicidios dolosos, casi 6 mil feminicidios; con un promedio de una persona desaparecida cada hora en lo que va de su sexenio, con 3 mil niños con cáncer muertos por falta de medicamentos y más de 800 mil muertos por el pésimo manejo que hizo de la pandemia del COVID.
¿Es legado o cruenta pesadilla lo que deja Andrés Manuel?
Quien sabe lo que pienses lector, pero el 1 de marzo y en el arranque de su campaña, la candidata del tabasqueño Claudia Sheinbaum dijo en el zócalo capitalino:
“Tengo claro que nos tocará juntos y juntas, guardar el legado de un hombre que ha cambiado para bien, la historia de nuestro país. A ese hombre, que por razones electorales no podemos decir su nombre, le decimos que cuidaremos su gran legado”.
¿Gran legado? Pasu mechas.
Otro legado de esa naturaleza y México comenzará a competir en serio, con la ciudad de Najaf, en Irak, que tiene el cementerio más grande del planeta.
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