Ya ni decir del miedo de los comerciantes de los lugares por donde pasará la marcha, porque las feministas se han arrogado el derecho de romper lo que les venga en gana en su afán de manifestar su encabronamiento por una sociedad que lacera sus derechos. Pero pocos, muy pocos piensan en los derechos de la mujer, el derecho a la educación, derecho a la salud, derecho al desarrollo, derecho al trabajo, derecho a la participación política, derecho a una vida libre de violencia, derechos sexuales y derechos reproductivos.
La gran mayoría, el 8 de marzo, piensa en el daño que causan unas mujeres embozadas con martillos en la mano, algunas con bombas molotov, potras con aerosoles que usan para hacer pintas o como lanzallamas. Si el objetivo de estas manifestantes es hacernos recordar sus derechos como mujeres, pues han fracasado, porque por nuestra mente son otras imágenes las que cruzan.