López Obrador es muy bueno para insultar desde las mañaneras, para acusar de corrupta y manipulable a Xóchitl Gálvez, de insultar a Denise Dresser a Azucena Uresti, a Anabel Hernández; es capaz de dar el teléfono de una periodista del New York Times poniendo en riesgo su integridad. Las insulta, las agrede, las pone en riesgo porque sabe que la impunidad está de su lado. Pero el presidente es incapaz de dar la cara.
Cuando Xóchitl Gálvez pidió su derecho de réplica por las mentiras que el presidente dijo de ella, López Obrador se escondió en sus asistentes jurídicos. Asimismo, el Día Internacional de la Mujer, cuando el presidente debería conmemorar los logros de las mujeres, prefiere esconderse en las vallas metálicas que rodean Palacio Nacional. ¿Cómo se le llama a una persona así? ¡Cobarde!