Sergio González Levet /
1. Guadalupe H. Mar
La catedrática de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la UV fue violentada en su derecho a opinar, y lo hizo ni más ni menos que la máxima autoridad universitaria.
El rector Martín Aguilar se ha comportado como un pusilánime en muchos casos que tienen que ver con la relación de la universidad con el Gobierno estatal y el federal. Y en su afán de quedar bien ya sea con el gobernador Cuitláhuac García o con el presidente Andrés Manuel López Obrador ha tenido conductas que se inscriben en el terreno de la abyección, como el inusitado y gratuito reconocimiento que entregó recientemente al mandatario estatal.
Otra conducta del mismo orden en que ha caído el Rector tiene que ver con una carta aclaratoria en la que trata de deslindar a la Universidad Veracruzana de lo expresado por más de 123 periodistas, corresponsales y catedráticos en contra del presidente López Obrador porque dio a conocer públicamente el número de celular de la corresponsal del New York Times en México, Natalie Kitroeff.
Resulta que en esa lista aparece el nombre de la maestra Guadalupe H. Mar y se expresa su institución de procedencia, la UV. Y fue cuando el meticuloso Rector entró en pánico y mandó a escribir y publicar a sus genios de la comunicación un deslinde, para que no fueran a pensar en la 4T que él se atrevía a permitir un pensamiento de disidencia en contra del patriarca.
2. Bernardo Bellizia
Director del portal Opinión Ciudadana, el periodista xalapeño publicó el 26 de febrero un comentario sobre el voto en favor que dio la diputada Maribel Ramírez Topete al nombramiento de varios magistrados propuesto por el gobernador.
Pero resultó que al esposo de la diputada no le gustó lo que dijo el colega Bellizia y le mandó varios airados mensajes en los que finalmente terminó por amenazarlo con levantarle una denuncia.
Por eso, el periodista decidió tomar cartas en el asunto y ayer mismo se presentó en la Fiscalía que atiende asuntos con la prensa e interpuso una denuncia penal por amenazas.
El propio Bernardo explica que tomó esa decisión que podría parecer extrema, debido a las situaciones de peligro, tensión y chantajes constantes que en que discurre el trabajo de los comunicadores en el país. “Es tan delicado el asunto que no podemos dejar pasar ninguna expresión de violencia en contra de nuestro trabajo. Si lo hiciéramos, caeríamos en el peligro de que se normalizara la violencia contra la libertad de expresión y nuestra labor sería imposible de realizar.”
He ahí dos casos que se suman a cientos en el estado y a miles en el país que nos obligan a los que ejercemos este noble oficio a manifestar nuestra solidaridad con todos los compañeros agredidos, y esta vez en particular con Guadalupe H. Mar y Bernardo Bellizia, dos prestigiados periodistas veracruzanos.
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