Pero no sólo eso, señala Salvador García Soto: «La semana pasada, el portal Latinus, dio a conocer un reportaje sobre un edificio que se mandaron construir, utilizando a una constructora (Cuatro, S.A.) que era contratista del gobierno de Claudia Sheinbaum en la CDMX, las hermanas Bertha y Luisa María en la muy cotizada colonia Roma, donde según reporta la secretaria de Gobernación en su última declaración patrimonial, compraron una casa antigua, valuada en 4.5 millones de pesos, para luego tirarla y construir un moderno edificio con tres pisos, dos de los cuales habitan ellas dos. Es decir, que junto con el crecimiento laboral y profesional que las dos han tenido en este gobierno de la transformación, también se transformaron su patrimonio y sus bienes».
Es decir, el influyentismo y la corrupción son la carta de presentación de la Cuarta Transformación. Con razón a Claudia Sheinbaum le ganó el subconsciente: «Sólo hay de dos caminos, que siga la corrupción…», con la Cuarta Transformación.