Desde que el malogrado señor de la negritud puso a Verónica Hernández Giadáns, al mando de la fiscalía general del Estado, hemos señalado puntualmente que la distinguida dama, era una fiscal espuria, y que esta, carecía de la experiencia suficiente para estar ocupando ese puesto. Su paso por la fiscalía ha estado lleno de errores, y lo que es peor, la procuración de justicia ha estado de la mano de las consignas políticas que los que detentan el poder. Hoy, la fiscalía de Verónica Hernández Giadáns, tuvo que liberar a uno de los 11 presuntos implicados en el crimen de la periodista María Elena Ferral -acribillada el 30 de marzo de 2020.
Se trata de Antonio Zaleta Jiménez, quien una jueza federal le concedió un amparo liso y llano al imputado tras concluir que la fiscalía general de Veracruz no recabó pruebas, para mantenerlo vinculado a proceso.
Ante esta situación, el gobernador Cuitláhuac García, como es su costumbre, tuvo que salir a culpar al poder judicial, sin embargo, la hija de la periodista, de antemano había señalado, que ese cuento no se lo iban a tragar. Ya que sabían que la torpeza de la fiscalía, le habían facilitado la salida de la cárcel, a uno de los presuntos asesinos de su señora madre. Ni hablar, en Veracruz, en cuestiones de justicia, estamos para llorar.
Comentarios