No tiene desperdició el artículo de Carlos Loret de Mola que fue escrito poco después de salir de la audiencia que duró 8 horas, en las que el abogado de Pío López Obrador lo estuvo ametrallando con preguntas. En su columna para El Universal el periodista dice: «El acusado no es él, Pío Lorenzo López Obrador (PiLLO, por sus iniciales), a quien se ve flagrantemente recibiendo el cash en secreto. El acusado no es su hermano, el presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien en el video señalan como el destinatario final de los recursos. El acusado tampoco es David León, quien le da el dinero clandestinamente y que luego se volvió alto funcionario del gobierno de AMLO. Yo no le di el dinero. Yo no recibí el soborno. Yo no di el soborno. Yo no grabé el soborno. Pero el acusado soy yo».
Pío no sólo quiere 200 millones de pesos de Carlos Loret de Mola, quiere otros 200 de Latinus y otros 200 de David León. Pregunta Loret: «¿Pues qué negocio le tumbamos? ¿Esperaba ganar esa monstruosidad de dinero en la administración de su hermano Andrés Manuel? ¿Cómo lo pensaba ganar?» Por supuesto, detrás de la demanda está el presidente López Obrador, quien mostró recientemente el desprecio que siente contra los periodistas que critican su forma de gobierno, los periodistas que revelan su corrupción, su colusión con el narco y sobre todo, el tráfico de influencias en contra de sus hijos y hermanos.
Al final de su artículo dice Carlos Loret de Mola: «Hoy el régimen me sentó en el banquillo de los acusados por la sencilla razón de hacer mi trabajo: dar a conocer a la audiencia información de notorio interés público. Esto implica escalar un peldaño más en la cordillera autoritaria de ataques a la libertad de expresión en este sexenio. Es una venganza. Es también el mensaje de López Obrador a todos los periodistas: atrévanse a cuestionarme, y ya saben cómo les va, bájenle dos rayitas. Son sus propias palabras».
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