Sergio González Levet / Un fantasma recorre la Universidad Veracruzana, es el fantasma de la indignación.
Y lo que recorre con él es un sentimiento de enojo, de vergüenza no ajena sino propia.
Todo porque el rector Martín Gerardo Aguilar Sánchez se atrevió a otorgar un reconocimiento al gobernador Cuitláhuac García Jiménez por ser “inventor”, en ceremonia ocurrida el pasado lunes 19 de febrero.
El pretexto que inventó Martín fue que supuestamente Cuitláhuac había participado en la invención de un “Tribómetro Electrohidráulico”, dentro de un equipo de seis ingenieros de Xalapa y de Veracruz.
Para vergüenza de quien lo otorgó y de quien lo recibió, miembros del equipo confesaron que el profesor Cuitláhuac no participó para nada en el grupo de investigadores y que ni siquiera fue por las tortas.
La realidad es que el Rector persistió una vez más en su ridícula postura de quedabién con el novato mandatario, sustentado su amor en una probable identificación ideológica de izquierda, que ni uno ni el otro sustentan.
Se ha levantado todo un revuelo ante el hecho de que la máxima autoridad de la máxima casa de estudios de Veracruz se hubiera degradado a otorgar una presea hechiza a una persona que no tiene ningún reconocimiento académico y menos intelectual, lo que se hace patente cuando causa la conmiseración de sus oyentes al hacer uso de cualquier tribuna, por su forma de hablar balbuceante y lastimosa.
Y también se está levantando un clamor entre los alumnos, los catedráticos, los empleados y varios funcionarios con amor por la Universidad, para exigir que el Rector haga que el Gobernador le regrese la medalla y que Martín pida una disculpa pública e universal por haber puesto en entredicho el prestigio de la casa de estudios.
Héctor Yunes Landa, un distinguido egresado de la Facultad de Derecho -que alcanzó un perfecto promedio de 10 en toda la carrera-, ha hecho pública su vergüenza ante la “actitud servil y sumisa del rector y la falta de respeto al trabajo de los verdaderos investigadores”.
Y esta semana está haciendo pública una convocatoria con el fin de “que la comunidad universitaria vote para que:
“1. Ese reconocimiento sea retirado al Gobernador;
“2. Haya una disculpa pública del Rector.
“3. Se distinga el esfuerzo de quienes hicieron el trabajo y lograron la patente del invento premiado.”
Muchos miles de universitarios que quieren y respetan a su alma mater -me adhiero a ellos- se van a sumar a esta petición, y no faltan quienes están pidiendo al servil Rector que mejor renuncie.
Se nota que el pobre Martín, en su abyección, no midió el tamaño de la dignidad de los universitarios veracruzanos, de verdad.
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