En alguna ocasión #LordMolécula, ese esperpento que se dice periodista, le preguntó a López Obrador qué se sentía ser tan divino. En otra ocasión le dijo: «Más que una pregunta, tengo una alabanza». Esa es la clase de “periodistas” que prefiere López Obrador, esos que se arrastran a sus pies, los que le hacen preguntas a modo, los que le tiran la pelota para que el batee de hit. Tim Golden con su reportaje sobre las aportaciones del narco a la campaña presidencial de López Obrador en 2006, dio pauta para que se iniciara el hashtag #NarcoPresidenteAMLO2. López Obrador invitó al periodista, dos veces ganador del premio Pulitzer, a su conferencia mañanera.
Tim Golden, un profesional, se negó, pero le ofreció una entrevista formal. López Obrador se negó. Por ello, para mostrar que sí se deja entrevistar formalmente, concertó una entrevista con una periodista rusa, Inna Afinogenova, de Canal Red, una especie de #LadyMolécula que, en un avance de la entrevista cuestiona a López Obrador sobre la “silla presidencial embrujada”.
López Obrador, muy cómodo, repite las mismas cosas que dicen en su mañanera, que él es honesto, que va a dejar un país con mexicanos más felices. La periodista, al menos en el avance, no le hace preguntas reales sobre la red de influyentismo de sus hijos, sobre la corrupción en Segalmex, sobre su intervención en la contienda electoral de 2024. Todavía, López Obrador le dice a #LadyMolécula, «me vas a dejar como un limón exprimido».
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