Es por ello que sacerdotes y obispos han dialogado con los líderes del crimen organizado para conseguir una tregua, y la han conseguido, al menos para Chilpancingo. En otros municipios no han podido, pues los narcos argumentan que «los territorios no los sueltan, les ha costado vidas, les ha costado trabajo, les ha costado dizque ganárselos y no los sueltan». Chilpancingo ha vivido paralizada desde hace meses ante la ola de violencia que ha cobrado la vida de varios choferes de transporte.
Los comerciantes viven asolados por la extorsión diaria. En varias escuelas las clases las toman a distancia. Sobre la tregua conseguida los prelados han dicho: «Se logró un acuerdo entre los dos grupos para lograr la paz en Chilpancingo. No hubo ninguna condición que pusieran en la mesa los dos grupos. Simplemente hubo acuerdo para que el transporte público se reactive».