Como es su costumbre, López Obrador inauguró otra obra sin estar terminada. Nos referimos a la autopista Barranca Larga-Ventanilla, la cual reducirá a 2.5 horas el recorrido desde la ciudad de Oaxaca a de Puerto Escondido y Huatulco. Señala el periódico El Universal que «aún hay muchos tramos sin pavimentación, además falta todo el sistema de señalamientos viales y en 60% de la carretera no han sido pintadas las líneas amarillas y blancas como medida de seguridad y tampoco tiene placa de colores de las que funcionan como reflejantes. Adicionalmente, falta la colocación de vallas metálicas en zonas de curvas, por ejemplo, para evitar accidentes viales; está pendiente de concluir la construcción de dos casetas de peaje y los módulos de baños, las rampas para emergencias y quitar los escombros o tierra de los cerros derrumbados».
Se inaugura la autopista, pero no se abre al tránsito de vehículos. Las autoridades dicen que quizá para junio se abra, a tiempo para las fiestas de la Guelaguetza. Por supuesto, esta obra se suma a las muchas que el presidente inaugura sin estar terminadas.
Ejemplos tenemos muchos: El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, Dos Bocas y el Tren Maya.
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