Muchos mexicanos se fueron con la finta al ver a un jefe de la Ciudad de México conducirse en un humilde Tsuru blanco, creyeron que era uno más de los suyos. Hoy, a unos meses de que termine su periodo presidencial nos vamos enterando que la realidad es muy diferente. Con serias acusaciones de tráfico de influencias por parte de sus hijos y de sus demás familiares y, ahora con denuncias de que el narcotráfico, en parte financió su campaña del 2006, el que alguna vez se pensó que sería el mejor presidente de México, pasará como otro presidente corrupto.
Por cierto, el chofer que le manejaba el Tsuru banco, ahora es uno de los hombres más ricos del país. Se sabe que tuvo contacto con los malandros para allegarse recursos ilícitos.
Eso sin contar que es dueño de grandes extensiones de tierra, muy cerca de la ruta de Tren maya. Vaya que salieron buenos alumnos los cercanos al ejecutivo federal.
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