Edgar Hernández* / Una sorda versión recorre los pasillos del cuartel general de campaña de Rocío Nahle en el sentido de que abandona la plaza.
Deja la precandidatura ante el nulo impacto en el electorado al que se suma el repudio y la burla veracruzana.
En los hechos no levanta en las encuestas, persiste el repudio generalizado por su oriundez y su escaso carisma y no despierta simpatía ante la ostentación y arrogancia con que se desplaza por los abandonados pueblos y ciudades.
Mientras Pepe Yunes, a escasas tres semanas de precampaña, ha subido como la espuma hasta colocarse conservadoramente 10 puntos arriba en las encuestas internas, las que hace Morena.
Ya el mismo Cuitláhuac García le guarda distancia y los operadores de la zacatecana, Huerta, Zenyazen y Gómez Cazarín no solamente están confrontados, sino que ya se empezaron a alejar.
De todo esto está enterado el patrón de Palacio Nacional.
Para López Obrador no es ningún secreto que está en riesgo la tercera reserva electoral no solo en riesgo de perder la gubernatura, sino golpear la línea de flotación de Claudia Sheimbaun que desde el arranque estaba confiada en que Nahle iba a conservar la votación en su favor de 2 millones de sufragios, sino que se iba a registrar como ellos mismos aseguraron, un incremento de 700 votos más.
Hoy, sin embargo, en horno no está para bollos.
La oposición que encabeza Pepe Yunes, partiendo de la tendencia electoral del 2021 ya tiene en el bolsillo los 2.7 millones de votos sin contar los que eventualmente habrán de sumarse ante el descontento ciudadano.
A ello eventualmente podría sumar en su favor que de última hora bajen a mitad del río a Nahle y suban a Manuel Huerta lo cual sería un terrible error dado la fama pública de éste.
En otro sentido, subir de última hora a Ricardo Ahued también resultará un fracaso similar al de la zacatecana por ser poblano y tener en el caos vial la ciudad que gobierna, Xalapa.
En una tercera opción, inventar a Zenyazen de última hora resultará muy complicado dada la división y polarización de las tribus morenas que ya no quieren apostar por la gente de Cuitláhuac.
Por el momento la confusión y el caos en la casa de campaña de Nahle ya trascendió al ámbito nacional al igual que la preocupación de que son inadmisibles las confusiones, desplantes, desaciertos y desconocimiento de Veracruz ya que ello augura segura derrota en las urnas.
Y es que todo ello se registra en el marco de una creciente unidad opositora que ya se dio cuenta de que pie cojea Morena.
Y si bien el que se vaya o no la zacatecana depende de López Obrador, el solo el hecho de cambiar caballo a mitad del río e inventar un personaje que tumbe a un crecido Pepe Yunes, se antoja punto más que imposible.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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