En ese mismo altar, a la manera de un belén de navidad, en un pesebre y sobre un nido de paja, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX encontraron una figura que podría calificarse como un “niño dios-diablo”. Si bien es cierto que este tipo de altares dedicados a la santa muerte o al diablo son muy comunes entre los miembros de los cárteles de la droga, llama la atención que alguien se hubiera ocupado en poner a un “niño dios-diablo” para adorarlo como si del niño dios navideño se tratara.
Seguro los narcos de la Unión Tepito esperaban con ansias el 2 de febrero, Día de la Candelaria, para vestir como príncipe a su ídolo bebé al tiempo que degustaban unos ricos tamales con atole de vainilla.