Aurelio Contreras Moreno / Conforme se acerca el fin de su infame sexenio, Cuitláhuac García se desespera más, se torna agresivo y se encierra en su cada vez más reducido círculo, habida cuenta de que terminando, habrá cuentas que le exigirán pagar en varios frentes.
En los hechos, Cuitláhuac García nunca ha gobernado a plenitud. Los primeros cinco años fue públicamente eclipsado por el secretario de Gobierno Eric Patrocinio Cisneros Burgos, quien durante algún tiempo representó los intereses de la secretaria de Energía Rocío Nahle García y que por esa causa, concentró en su persona los hilos del poder y abusó procazmente del mismo.
El papel de Cuitláhuac García, entonces como ahora, era el de la formalidad institucional luego de que un golpe de suerte lo hiciera gobernador de Veracruz. Pero las principales decisiones siempre se tomaron en un escritorio diferente al suyo. Si acaso, le dieron la oportunidad de colocar algunos alfiles en dependencias importantes, en especial en la Secretaría de Finanzas, donde su primo hermano Eleazar Guerrero ha saqueado los recursos del estado para destinarlos a la operación política y electoral a través del organismo fachada llamado “Unidos Todos”. Hoy mismo, tienen el estado inundado de propaganda para promover a candidaturas de Morena a los personeros del “primo incómodo” del gobernador.
Pero todas las trapacerías y abusos que se han cometido durante el sexenio que agoniza tienen un único responsable: el titular del Ejecutivo del estado, que es quien debe responder por lo que quizás –dándole todavía el beneficio de la duda- él no ordenó ejecutar. Pero que sin lugar a dudas dejó pasar o bien cerró los ojos, lo que lo convierte en cómplice, por obra u omisión.
Ya hemos mencionado antes que su primer y más importante compromiso al asumir la gubernatura fue atender el tema de los miles de desaparecidos en el estado en los años previos. Compromiso que incumplió miserablemente no porque no hubiese podido sacarlo adelante, sino porque no le interesó hacerlo, ya que implicaba una gran inversión de recursos humanos y financieros que tenían definido otro destino.
Eso y la violencia contra las mujeres que ha colocado a Veracruz en los primeros lugares nacionales en feminicidios serán, junto con el abuso de poder y la corrupción de sus compinches, los principales estigmas con los que cargará Cuitláhuac García cuando deje la gubernatura.
Por eso se inventa “invitaciones” a formar parte de gabinetes que quién sabe si lleguen a existir. Y por eso reacciona iracundo cuando hay periodistas que, como Rosalinda Morales, le cuestionan con datos acerca de lo que sucede en el estado y exhiben su incapacidad e inmoralidad.
La semana pasada, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) hizo un llamado para que se decrete de manera urgente la declaratoria de Alerta de Violencia de Género por desapariciones de mujeres y niñas en la entidad. Esto, porque de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas hay cuatro mil 724 mujeres desaparecidas en Veracruz desde 2019, específicamente en los municipios de Xalapa, Veracruz, Coatzacoalcos, Córdoba, Poza Rica y Orizaba.
Este lunes, la periodista veracruzana Rosalinda Morales cuestionó sobre estos datos al gobernador, quien se dedicó a farfullar tonterías, a intentar desviar la atención sobre el tema que le preguntaron y a retar a la comunicadora, quien aguantó con temple los desplantes de García Jiménez.
El señor que cobra como gobernador se atrevió a afirmar que “es falso” que estén desapareciendo mujeres en Veracruz y acusó que los medios de comunicación lo quieren “señalar y quieren titular ‘alerta en Veracruz’ porque quieren ir tras nosotros mediáticamente. Eso es lo que hacen los medios. Y quieren esa alerta por eso. ¡Los medios!”.
Resulta inútil intentar entablar un intercambio civilizado con un demagogo. Pero los hechos del desastre del sexenio están ahí y van a explotar con mayor fuerza cuando el destino alcance a Cuitláhuac García.
Quien sea que gane la gubernatura.
Se le viene la noche a la Fiscal
Otra a la que el destino alcanzará -y más pronto que al gobernador- es a la fiscal Verónica Hernández Giadáns.
Los recientes señalamientos en su contra desde la Comisión Estatal de Derechos Humanos y el Congreso del Estado no son casualidad y obedecen a una razón fundamental: la “limpia” de todo lo que esté relacionado con Eric Cisneros en el gobierno.
Lo más irónico es que quien la colocó ilegalmente en la Fiscalía, va a ser el encargado de sacarla de ahí.
Karma, le dicen.