Sanjuana Martínez llegó a Notimex no porque fuera gente cercana de López Obrador o de Jesús Ramírez Cuevas. Llegó ahí porque Sanjuana es amiga de Beatriz Gutiérrez Müller. Por ello, la periodista no conoce de lealtades para AMLO. Por ello, sin ningún empacho, denunció que desde la Secretaría del Trabajo le dijeron que, de la liquidación de Notimex, el 20 por ciento iba a ser para la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum. Y si usted cree que Sanjuana se iba a arredrar después de que le lanzaran un desmentido, pues se equivocó.
La periodista refrendó sus dichos y agregó: «Fui leal, pero mi lealtad a mis principios y a los mexicanos es primero. Su desmentido era previsible, porque los sobornos o intentos de soborno, como en este caso, no se firman bajo notario, ni tampoco se emite factura o documento alguno como prueba. Es la credibilidad de las personas la que sostiene los dichos y finalmente es la opinión pública la que decide a quién creer».
Tiene razón, los sobornos son como los sobres amarillos que David León entregaba a los hermanos de López Obrador, nadie firma de recibido. El presidente fue cauto al hablar de Sanjuana, como que sabe qué clase de alacrán es la amiga de su esposa: «Que se investigue lo que tiene Claudia, y se compare con otros, con otras, y se van a dar cuenta quién es Claudia. Yo respeto mucho lo que dice esta compañera (Sanjuana Martínez), pero no comparto». La verdad es que López Obrador no sabe la clase de alacrán que se echó encima. Al final le van a tener que dar lo que pide.
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