Ahora, hace unos días el presidente López Obrador dio el banderazo de salida a la línea Mexicana de Aviación, la cuál rescató para darle gusto al padre de su secretaria de Gobernación. Pues tan salado está el presidente que este martes, el vuelo inaugural a Tulum salió con retraso porque había una fuga de turbosina.
Para colmo, el avión de que debía llegar al nuevo aeropuerto de Tulum, simplemente no llegó, que, porque había un banco de niebla, por lo que el vuelo tuvo que aterrizar en el aeropuerto de Mérida. ¿Así o más salado? Nada le sale bien a López Obrador, quien parece que está más salado que el calzón de un pescador.