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Hasta para el brujo de Catemaco el diablo es una burla. Los viste de Santa Claus y cena con él. Hace días una santa muerte explotó en procesión

Para muchas personas en Catemaco el diablo es un negocio redituable. Catemaco es la tierra de los brujos. A esa tierra han ido políticos y gobernantes a hacerse una limpia, lo que significaría, a ponerse a las órdenes del diablo. Marcelo Ebrard acudió a hacerse una limpia con el brujo mayor, y ya ven cómo le fue. El mismo Eric Cisneros Burgos se fue a hacer una limpia con el brujo mayor y ya ven cómo le fue. O qué decir de las personas que llevaban en procesión a la santa muerte, y ya ven cómo les fue.

Si tienen poderes o no los brujos de Catemaco, eso lo decide cada persona; aunque por sus frutos los conocerán, como dicen las Escrituras. Lo que si está claro es que los brujos de Catemaco tienen sentido del humor o demasiada desfachatez. Circula en algunos medios que Enrique Marthens, conocido como el brujo mayor, en su cena de Navidad tuvo como invitado especial al diablo. Sentó en su mesa, llena de platillos y viandas para degustar, una figura del diablo, sólo que ataviada con un traje de Santa Claus.

Por supuesto, es una manera de llamar la atención, una burla para sí mismo. Lo que llama la atención es que la gente siga creyendo en sus limpias, en sus conjuros; creerle a una persona que se toma a broma su propio oficio. ¡Allá cada quien!

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