Haciendo una alusión literal a los cadáveres, se sabe que tres días después del fallecimiento de una persona, su estado de descomposición empieza a hacerse evidente hasta el punto de ser molesto. Situación que da paso a esta comparación con las personas que permanecen de “visita” mucho tiempo en un lugar o que se hacen los invitados incomodos, en otras palabras, como reza el refrán: «El muerto y el arrimado a los tres días apesta».
Algo similar le pasará a la camarilla tricolor de cartuchos quemados que se arriman a Morena. De entrada, la dueña del bastón de mando, precandidata presidencial única de Morena-PT-PVEM, Claudia Sheinbaum, ya salió al paso, para decir que no tendrán un cargo en su movimiento y que su vinculación con la Cuarta Transformación se tendrá que ver con la dirigencia nacional de Morena.
De modo que los integrantes de la alianza progresista que busca cobijo en Morena, se tendrán que conformar con ser arrimados de piedra ya que, desde antes de llegar, los Morenos de cepa ya los miran como apestados.
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