Según la leyenda, los griegos que estaban sitiando a Troya hicieron como si se estuvieran replegando y dejaron atrás un caballo de madera con soldados escondidos en su interior. Los habitantes de Troya aceptaron el caballo como regalo y lo trasladaron intramuros, exponiéndose a los astutos invasores. Hoy Lenia Batres sólo tiene un mérito para ser ministra de la Suprema Corte de Justicia, es leal incondicionalmente a López Obrador y será el caballo de Troya que intente minar el poder de Norma Piña. La hermana del encargado de la Ciudad de México no siempre ha sido sumisa y mansita al presidente, al igual que su hermano, por sus venas corría sangre porril y rebelde.
Todavía hasta 1998, Lenia Batres criticaba así las nominaciones a la Corte: «es el colmo que sí tenga, el Poder Ejecutivo, todavía capacidad para nombrar, para proponer y nombrar de hecho… Es obvio que el Poder Ejecutivo tiene conocidos, tiene gente recomendable y la recomienda y pues eso no garantiza la autonomía que nosotros necesitamos».
Eso que tanto criticaba forma parte de su manera de hacer y de ver la política, ahora como ministra de la SCJN no siente el menor pudor de ser un mamotreto, como el famoso caballo de Troya, del ejecutivo federal, para desmantelar al poder judicial. No cabe duda, que cae más rápido un hablador, que un cojo.
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