El mismo ejecutivo federal ha dicho que su plataforma para seguir consolidando su famosa Cuarta Transformación está en las clases pobres del país. Los jodidos como despectivamente se les llamó durante la pesadilla priista, es el mercado electoral del presidente. Mucho de ellos se encuentran en los más de 16 millones de afiliados al programa de bienestar y otros 9 millones de jóvenes que supuestamente construyen su futuro con las prebendas que reciben bimestralmente.
Los miles de burócratas, empresarios, académicos, comerciantes y algunos maestros con buenas claves, que componen la clase media, son considerados aspiracioncitas que buscan acomodo entre las filas de los potentados “fifís”, según la apreciación del presidente.
Sin embargo, el ejecutivo federal comete un error, esta subestimada clase media también vota, y muchos de ellos votaron por su proyecto en el 2018, eso sin añadir que otros más, de las consideradas clases pobres, se encuentran desilusionado por su insensibilidad antes su carencias y desgracias, y si alguien lo duda, pregúntenle a los de Coyuca de Benítez y Acapulco, si acaso el presidente ya visitó esas comunidades. Lo cierto es que, para el presidente, los pobres solo valen por su voto.
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