Cuando las heridas no acaban de cerrar, cuando las están manoseando, se infectan y se llenan de pus. Eso es lo que está pasando con la herida de Samuel García, que no acaba de digerir que por su estulticia fue que no logró ser el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano. Tanto Dante Delgado como Samuel García culpan al PRI y al PAN de su debacle, sin embargo, poco hombres como son, no van a reconocer que fue su mala estrategia política y su incapacidad para hacer alianzas, lo que echó por la borda sus planes y los de su presidente.
Ahora Samuel García, como una plañidera, a cada oportunidad que tiene se pone a llorar. En la inauguración de una fábrica de elevadores, frente a directivos de la empresa china LGMG, Samuel García soltó el llanto:
“Este anuncio cierra ya la cifra histórica de 50 billones de dólares de inversión en tan solo dos años; yo digo 50 billones, de hecho, tenía un spot bien padre para la precampaña para la presidencia, pero el pinche PRIAN me bajó”. ¡Pobre diablo! La pifia que cometió, gracias a su estulticia, lo marcará políticamente de por vida. La verdad si tiene razones para andar llorando.
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