Jorge Flores Martínez / Después de 2018 no hay forma de hacer campañas como se hacían anteriormente. Me causa un poco de risa que los candidatos conformen grupos de trabajo para crear propuestas, analizar problemáticas, mesas de diálogos con especialistas para hablar de soluciones posibles a cada uno de los problemas del país, estado o municipio. Nada de esto es importante, lo que gana elecciones es la indignación.
Me voy a explicar, es un hecho que la educación en el país cada día está peor y el sistema educativo no da resultados adecuados. Pero eso todos lo sabemos y por sabido no es importante electoralmente, es decir, no da votos, por el contrario, puede ser que el magisterio se sienta ofendido si un candidato toma el tema en campaña. Lo que debe hacer un candidato es llamar a la indignación nacional, exponiendo la corrupción de miles de millones de pesos en negocios o desvíos de recursos destinados a escuelas, también se puede exponer los terribles números de deserción escolar en millones de niños y niñas en el país.
El candidato puede rodearse de cientos de los mejores especialistas para conformar un sistema de salud moderno y eficiente para todos los mexicanos, algo como el Seguro Popular pero con revisión de control presupuestal eficaz. Pero al electorado no le interesa, no votaría por una propuesta, lo que quiere es indignarse por la corrupción de miles y miles de millones de pesos en actos de corrupción en la compra de medicamentos del sector salud. Quiere indignarse de las decenas de miles de millones de pesos tirados a la basura y robados del fracasado INSABI. Las propuestas no importan, es la indignación la que gana votos.
El electorado quiere indignarse de la corrupción de SEGALMEX que ya supera los 20 mil millones de pesos y no hay un solo responsable. No quiere escuchar propuestas de seguridad alimentaria ni sesudos análisis de especialistas sobre la autosuficiencia de alientos en el país. A nadie le importa.
Al votante mexicano no quiere mesas de trabajo sobre políticas energéticas ni mucho menos los aburridos discursos del cambio energético. Lo que quiere el votante es saber quién se robó miles de millones de pesos en la construcción de la Refinería de Dos Bocas, donde algunos privilegiados del régimen hicieron fortunas inmensas.
No quieren hablar de políticas de seguridad, lo que quieren es que se expongan los vínculos de la Delincuencia Organizada con la cúpula política del país. El votante promedio mexicano no es complejo ni sofisticado, solo quiere indignarse. Es la indignación la que gana elecciones, no las propuestas ni los proyectos de gobierno.
Así ganó López Obrador en el 2018. No tenía una sola propuesta de gobierno. No sabía ni le interesaban las propuestas ni los proyectos, lo único que expuso, y lo hizo de forma maestra, es encausar la indignación nacional en votos a su causa.
A López Obrador no le interesaba convencer a nadie, lo único que quería era llamar a la indignación. Nadie votó convencido por sus propuestas o proyectos, sus votos fueron de los indignados. Dicen que en la democracia lo que resulta es lo que se vota, pues es justo eso, votó la indignación, el resentimiento, el enojo y la frustración y eso exactamente fue lo que ganó y terminó gobernado del 2018 a la fecha.
Para los candidatos que quieran ganar este 2024 la receta es fácil, administren la indignación, encáucenla en votos a su favor. Marquen la diferencia con indignación y propuestas sencillas y comprensibles para todos. Algo así como: “Barrer las escaleras de arriba para abajo” o “El avión que no tiene ni Obama”, o cosas por el estilo.
Al indignado no le interesa la verdad, no hay datos que destruyan su indignación. Lo que quiere es justificar su indignación y llevar con su voto a los responsables a la hoguera de la derrota política.
Por eso Xóchitl era perfecta, era justo lo que López Obrador era en el 2018, la administradora de la indignación nacional. No era sofisticada ni pretenciosa políticamente y eso eran mísiles destructivos a la línea de flotación de la 4T.
Ya que ganen nos sentamos a ver que se tiene que hacer. Que por cierto, muchos de los candidatos ya lo saben perfectamente y tienen el diagnóstico exacto de los problemas nacionales y cómo abordarlos en su momento.
Andrés Manuel López Obrador cambió muchas cosas en nuestro país y una de esas fue la forma de hacer campañas políticas.