«Consiste en llevar bajo presión u otro estímulo a uno o varios ciudadanos para que voten o externen apoyo absoluto por un candidato o partido determinado. Las personas objeto de acarreo suelen ser ignorantes, marginadas y despolitizadas, por lo que pueden ser transportadas a las casillas por sometimiento o gratitud a sus líderes, o bien a cambio de algún obsequio o diversión que altere de manera momentánea sus precarias y monótonas vidas», añade la organización.
Lo cierto es que en los eventos de Roció Nahle, como el realizado en Banderilla el día de hoy, se observan a mujeres con muestras de hastió, que se vieron obligadas a llevar a sus hijos al evento político, desde luego, como lo han expresado varios asistentes, bajo la amenaza que, de no asistir, serian despedidos de su trabajo.