El laberinto de la soledad es un libro vigente, porque las descripciones y análisis sobre el mexicano se acomodan muy bien, sobre todo cuando de nuestros gobernantes se trata. Octavio Paz hizo una descripción precisa del mexicano, una descripción que nos desnuda, pero al mismo tiempo nos arropa. En el capítulo “Máscaras mexicanas”, Octavio Paz anota: «En varias comedias se plantea la cuestión de la mentira; ¿hasta qué punto el mentiroso de veras miente, de veras se propone engañar?; ¿no es él la primera víctima de sus engaños y no es a sí mismo a quien engaña? El mentiroso se miente a sí mismo: tiene miedo de sí». ¿Acaso no está Paz describiendo la obstinada obsesión que tiene Andrés Manuel López Obrador en la mentira?
En su conferencia mañanera el presidente volvió con la burra al trigo: «Aunque se burlen sus adversarios conservadores, en marzo de 2024 ya se tendrá resuelto el problema de salud». Y es que esa cantaleta ya no la sabemos los mexicanos. Es una promesa que se ha transmutado en mentira gracias a la postergación de su cumplimiento. Desde hace años López Obrador ha prometido que en México tendremos el sistema de salud como el de Dinamarca.
Primero que a mediados de su sexenio, después que en el 2022, luego que en el 2023, ahora sale a decir que en marzo de 2024: «Ya hice el compromiso: en marzo tenemos resuelto el problema de la salud pública, vamos a tener funcionando el mejor sistema de salud en el mundo, aunque se burlen mis adversarios, los conservadores y sus voceros, es un compromiso». Como dice Octavio Paz, López Obrador ya es víctima de sus propias mentiras.
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