Ya se está arrepintiendo Claudia Sheinbaum por haber aceptado el “bastón de mando”, que no es otra cosa que un mero palo de escoba que no le sirvió ni para volar en Halloween. Y es que el presidente, sin ningún miramiento la sigue maltratando, humillando. Primero le tumbó la candidatura de su policía preferido, Omar García Harfuch, quien ya se perfilaba para ser el jefe de Gobierno de la Ciudad de México. El golpe para la Sheinbaum fue duro, pues el mismo López Obrador le dio anuencia para que García Harfuch participara; al final Clara Brugada, una buena segundo lugar, se quedo con la candidatura.
Pero eso no es todo. Cuando Claudia Sheinbaum ya se había quitado de encima al “payaso de rodeo” de la política, Marcelo Ebrard, López Obrador nuevamente se lo impone. Marcelo regresó y sabe que, en caso de que llegue Claudia Sheinbaum a la presidencia de México, él será el líder del Senado. Por cierto, ese hubiera sido un buen espacio para colocar a su policía favorito.
Sin embargo, ante el riesgo de que Marcelo Ebrard se postulara por cualquier opción, López Obrador lo acogió nuevamente en su seno y le ofreció el Senado para que desde ahí operara a favor de Morena. La Sheinbaum sabe que Ebrard, desde el Senado, operará, pero a favor de él, a favor de sus intereses que es llegar a la presidencia en 2030.
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