«Recibí un reporte de las seis (pm), luego otro reporte con esos aviones caza-huracanes hablando de que se iba a intensificar, y puse un mensaje como a las ocho de la noche» en torno a que la madrugada del siguiente día tocaría el fenómeno.
Lo cierto es que uno no alcanza a comprender, porque el presidente no asumió su responsabilidad como jefe de estado para advertir que el huracán “venia cañón”, como él lo dice. Todavía en su cinismo, dice que en Acapulco siempre ha ganado elecciones, como si eso fuera más importante que las propias vías que se perdieron a causa de una falta de advertencia clara, contundente y oportuna.