Cuando ocurrió el sismo del 85, este acabó con la vida de miles de mexicanos y dejó otro tanto de damnificados. Ante la magnitud del siniestro, el estado fue rebasado, fue en ese momento donde entró la sociedad civil. En imágenes captadas por la televisión, se pudo observar a miles de ciudadanos trabajando hombro a hombro junto con militares y cuerpos de rescate. La politiquería e intereses partidistas quedaron relegados por la solidaridad altruista.
Hoy, el propio presidente de la república ha impedido con su discurso de odio y rencor la participación ciudadana. En sexenios anteriores, todos los presidentes contribuyeron a la unidad ante la tragedia, los líderes partidistas hicieron su parte, sumándose a los esfuerzos del gobierno federal.
Lo peor de todo, es que el presidente López Obrador, olvida que a participación de la sociedad civil ha sido clave para la recuperación ante la tragedia. Olvida que ante la tragedia se debe privilegiar a los damnificados y dejar para después, las descalificaciones y rencores. Además, no debe de olvidar que los damnificados tendrán voz y voto en el 2024.
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