La tarde del miércoles 25 de octubre el presidente López Obrador quiso llegar a como dé lugar a Acapulco. Le urgía tomarse la foto en el lugar de la devastación para hacer creer a los guerrerenses que él era un presidente empático, que se conmovía con el dolor de ellos. Sin embargo, las carreteras hacia Acapulco estaban intransitables. Primero quiso avanzar en su camioneta SUV, después lo subieron a un Jeep del Ejército, pues pensaron que un todoterreno podría llevarlo a su destino; y lo llevó a su destino.
El presidente López Obrador se quedó atascado en medio del lodo, a la vista de su secretaria de Seguridad, su secretario de la Defensa, su secretario de Marina. Todos vieron como López Obrador se quedó atascado en el lodo. De igual manera se podría decir que la presidencia de López Obrador también se atascó. El lodo de la corrupción, del autoritarismo, del influyentismo, de la deshonestidad, de la ineficacia, tienen al gobierno de Andrés Manuel López Obrador atascado.
Esa tarde en la carretera a Acapulco no pudieron desatascar el vehículo donde viajaba el presidente, por lo que lo tuvieron que bajar y hacerlo caminar sobre su propio lodo. Así será en unos días más, López Obrador tendrá que caminar y hundirse en el lodo de su propia corrupción.
¿Qué podría salir mal?pic.twitter.com/v7ZxNBkFtd
— Joaquín López-Dóriga (@lopezdoriga) October 26, 2023
Comentarios