Bernardo Gutiérrez Parra / En mayo de hace cuatro años, quien esto escribe vio salir a Adolfo Ramírez Arana hecho una furia de la Sala de Presidentes del PRI estatal. El nativo de Paso de Ovejas que había competido por la dirigencia del tricolor, iba echando pestes (en realidad salió mentando madres) porque consideró que la elección que le dio el triunfo a Marlon Ramírez Marín había sido amañada. Pero aguantó vara, se disciplinó, se refugió en la CNOP y hoy es el nuevo líder estatal del tricolor.
Su nombramiento (junto con el de Lorena Piñón como Secretaria General), fue bien recibido por la militancia, pero hubo un par de exabruptos: el de Fernando Kuri, secretario de Acción Electoral del partido y el de la diputada local Anilú Ingram Vallines.
Fernando, que aspiraba a la dirigencia, calificó la designación de Adolfo como una muestra de autoritarismo del líder nacional Alejandro Moreno. En tanto que Anilú manifestó: “No se respetó la voz de la militancia y creo que serían ellos los que tienen que manifestarse en ese sentido”. Pero fue más allá: “De manera particular estoy en una profunda reflexión en torno a esas acciones que se han dado”.
Un reportero que tomó al botepronto este último comentario le preguntó si renunciaría al PRI y la legisladora jarocha reiteró. “Estamos en una profunda reflexión”.
Como paradoja, lo que menos hizo Anilú fue reflexionar antes de soltar esas cinco palabras que pueden dar al traste con su carrera política.
Mencionada hace apenas unos días como posible aspirante a la gubernatura por el Frente Amplio por Veracruz, Anilú se fue a los cuernos de la luna porque por cuestión de género sus posibilidades son reales. Aunque después de lo que dijo, ya no lo son tanto.
Si lo que quería era provocar una oleada de apoyo a Fernando Kuri se equivocó de medio a medio. Lo que sí provocó fue una reacción en su contra de los propios tricolores.
Yolanda Lagunes dirigente estatal de la Organización de Mujeres del PRI dijo: “Su indefinición y el suspenderse en el limbo no afecta a la militancia, sino que pone en tela de juicio su capacidad para tomar decisiones coherentes”.
Los jóvenes del tricolor calificaron de desafortunados sus comentarios: “La lealtad hacia el @PRI Nacional se demuestra en todo momento, no solo cuando se da la oportunidad de encabezar las listas plurinominales. (Ojalá) no tarde mucho la reflexión y que sea para seguir fortaleciendo al partido que confió en ella para representarlo en el poder legislativo”.
Adolfo Ramírez tomó las cosas con calma, no contestó de manera directa pero sí fijó su posición como un miembro más del PRI y le dio vuelta a la página, tanto que la siguió
considerando como una seria aspirante a gobernar la entidad junto con Pepe Yunes, Lorena Piñón, Juan Manuel Diez Franco y Héctor Yunes.
En lo personal no creo que se vaya, pero si cumple su amenaza ¿a dónde irá Anilú?
En el PAN la recibirán con los brazos abiertos pero no la dejarán ir más allá. Es decir, será una militante más. Al PRD no irá ni de visita y su opción más viable es Movimiento Ciudadano que aunque le ofrezca la candidatura a la gubernatura no tiene con qué hacerla triunfar.
A Anilú le faltó madurez política y sobre todo la disciplina que exige el PRI a sus militantes. Disciplina que quizá muy a su pesar mostró hace cuatro años Adolfo Ramírez y le fue premiada con la dirigencia estatal.
En contrapunto, comentario de cinco palabras de la jarocha la bajó de la posición de privilegio donde la puso el PRI rumbo a la gubernatura, para dárselo en automático a la legisladora federal Lorena Piñón.
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