Sergio González Levet / Es un lugar común, un ejemplo notable del Síndrome Mandela*, afirmar que las redes sociales han terminado por desplazar a la televisión y que ahora la mayoría de la gente se informa y entretiene a través de la comunicación en línea que ofrecen las computadoras, las tablets y los celulares inteligentes.
Pero no.
Acudo a “Consumo de Contenidos Audiovisuales: TV Abierta vs. Medios Digitales”, un texto de Ernesto Piedras publicado en la página de The Competitive Intelligence Unit, y me entero que la TV sigue siendo la más concurrida, con 94.4 millones de usuarios en México, lo que representa el 88% de la población total. A cambio, YouTube, que es la plataforma más vista con 73% de los usuarios de Internet, apenas tiene 41.8 millones de seguidores (44.3% de los mexicanos). Y para más, los televidentes ven la pantalla en promedio 2.5 horas al día, mientras los youtubers apenas alcanzan 1.2 horas.
La razón fundamental de la preeminencia de la TV es la accesibilidad, pero hay que agregarle la gratuidad y la facilidad de uso que tiene frente a las complicaciones de conectividad y de manejo que presentan las conexiones en línea.
Es cierto que las compañías de telefonía móvil han alcanzado 118 millones de líneas de prepago (82.5% de todos los móviles), lo que podría hacer suponer que hay esa cantidad de personas conectadas por la vía celular, pero realmente hay algunos millones de ellas en desuso y se da el caso de que hay mucha gente que posee hasta dos o tres líneas.
Y a eso hay que aumentar que el promedio de gasto de los usuarios de telefonía prepagada es apenas de 100 pesos. Con esa cantidad, solamente pueden acceder a los datos móviles durante dos semanas, así prácticamente están desconectados durante la mitad del mes.
Hay que agregar el dato de que solamente el 8.2% (3.4 millones) de los usuarios paga por el servicio de datos y que 38.4 millones se conectan en los lugares públicos donde hay Internet público.
Así que muchos de los sesudos operadores y analistas políticos que asesoran a candidatos cometen el error de ningunear a la televisión -y con ella a la radio, que mantiene un número impresionante de escuchas- y piensan que sus clientes son unos Barack Obama en potencia que podrán hacer campaña a través de las redes sociales y las mensajerías de texto.
Ahí, Xóchitl Gálvez también se coloca por encima de la corcholata Sheinbaum, porque le tiene ganados los micrófonos y las cámaras, a pesar del dineral que malgasta la consentida de AMLO en publicidad.
*Síndrome Mandela: “Es un fenómeno psicológico en el que un grupo de personas recuerda un evento de manera diferente a como realmente ocurrió. Este nombre se atribuye al hecho de que muchas personas recuerdan erróneamente la muerte del expresidente sudafricano Nelson Mandela en la década de 1980, a pesar de que murió en 2013.”
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