Pide López Obrador a los trabajadores del Poder Judicial que no se dejen manipular. ¿Y cómo hace ese pedimento el presidente? Pues tratando de manipular a los trabajadores, asegurando que él es un hombre de palabra, y por lo mismo es una garantía de que ellos no saldrán perjudicados. En su conferencia mañanera les dijo: «Yo soy la garantía de que a los trabajadores del Poder Judicial no se les va a tocar nada de sus sueldos y prestaciones, para que no los manipulen». La palabra del presidente López Obrador durante los 5 años que ha gobernado México ha quedado en los suelos.
Ese candidato que se presumía honesto mostró su verdadero rostro ante los primeros casos de corrupción descubiertos durante su gobierno: La casa gris de José Ramón Beltrán; el caso SEGALMEX y el perdón a Ignacio Ovalle; el robo descarado en el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado; los sobres amarillos con dinero de su hermano Pío López Obrador; los contratos en Dos Bocas a parientes y amigos de Rocío Nahle, incluyendo los contratos a Baker Hughes, quien prestó una casa en Houston al hijo del presidente; el nepotismo en Pemex, donde Romero Oropeza puso en nómina a toda la familia; los contratos al hijo de Bartlett; pero hay más, AIFA, Tren Maya, etcétera, etcétera.
Al final, como muestra un botón. El presidente dijo en esa misma mañanera: «No va a haber represión de nada, nosotros no somos represores». Lo dice cuando un día antes granaderos de la CDMX le rompieron la madre a los trabajadores del Poder Judicial que se manifestaron en las calles.
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