El grupo terrorista Hamas no entró a territorio israelí a combatir con el ejército de Israel, entró a masacrar a la población civil. Cerca de la Franja de Gaza hay comunidades agrícolas llamadas kibutz. Los habitantes de esas comunidades son granjeros y por cierto, están a favor de un tratado de paz con Palestina. Pues no bastó que tuvieran esa posición política a favor de a paz, pues las milicias de Hamas entraron a esos territorios a masacrar a las personas. Un reporte de la agencia Reuters señala que, en uno de los kibutz, el de Kfar Aza, encontraron 40 bebés degollados por Hamas.
Uno de los oficiales que entró a ese territorio después del llamado “sábado negro” dijo: «Ves a los bebés, a las madres, a los padres, en sus dormitorios, en salas donde trataron de ponerse a resguardo y cómo los terroristas los asesinaron». Haim Yelin, prominente político israelí declaró: «Hamas ha roto todas las líneas rojas. Es inconcebible lo que ha pasado por lo que el Estado y el Ejército debe firmar un nuevo contrato con nosotros. No volveremos a los kibutzim mientras haya terroristas en Gaza».
Pues a pesar de estas atrocidades descubiertas, el gobierno del presidente López Obrador se ha negado a condenar los actos terroristas de Hamas. La canciller mexicana, Alicia Bárcena, sólo alcanza a balbucear: «Seamos claros, México aboga por la paz, el diálogo y la protección de civiles sin matices». Y ante esa tibieza la comunidad internacional ve a México como cómplice de los terroristas.
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