El todo poderoso le dijo a Juan mediante revelaciones, que les dijera a los cristianos de Laodicea que él conocía muy bien sus obras, y que, por no ser fríos ni calientes, serian vomitados de su boca. Eso dice la santa escritura en su último libro, sobre la gente que no se decide hacer las cosas, ya sea para bien o para mal. En México, cuando alguien es falto de carácter para tomar decisiones, le llaman “huevos tibios”. Tal parece que, después de ver como se ha comportado Marcelo Ebrard, después del descarado desaseo para ungir a Claudia Sheinbaum para la candidatura presidencial del 2024, le queda a la perfección, la sentencia apocalíptica y el mote de huevos tibios.
Y es que, la mayoría de los seguidores del excanciller, esperaban una definición más clara que en verdad pusiera en jaque a los mandones morenistas, que los trataron con desprecio y desdén.
Hoy, mientras Marcelo Ebrard se encuentra en el limbo de sus indefiniciones, sus seguidores poco, a poco se van alineando con la ungida por el presidente López Obrador. En pocas palabras, lo están dejando morir solo. Y todo por definir a medias su contradictoria postura.
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