Sabe López Obrador que sus días, literalmente, están contados. Sabe que está a punto de perder el control del país, una vez que, con la entrega del bastón de mando, ha decidido compartir el poder. Por ello se espera que sus actitudes antidemocráticas se radicalicen. Sus ataques a la prensa serán más directos, más rudos, más falaces. Igualmente, sus ataques en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se recrudecerán.
Para empezar, el presidente López Obrador, de manera inédita, no piensa invitar a los miembros del Poder Judicial a la ceremonia del Grito de Independencia; a su ceremonia, suya, para él solito. ¿Cuáles son las razones que esgrimió para no invitar al Poder Judicial?
En su conferencia mañanera dijo: «Es que ya han cambiado las cosas, no tenemos buenas relaciones, es público, es notorio, es de dominio público, con el Poder Judicial; o sea, porque se han dedicado a actuar en contra de la transformación. Nosotros consideramos, aunque se opine distinto, que están en contra del pueblo y que son representantes de la oligarquía, de la minoría corrupta, rapaz». La verdad usted y yo la sabemos. La SCJN ha parado las absurdas y lesivas leyes de un tiranosuelo.
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