La entrega del “bastón de mando” es un acto anacrónico, populista, digno de un cacique presidencial. En una democracia, se supone que es el pueblo el que elige, no el jefe de una tribu. Aunque, si entendemos que Morena es una tribu, una horda de descerebrados, entonces, sí, el “cacique presidencial” sí puede entregar el bastón de mando. Sobre este gesto anacrónico la candidata a la presidencia del Frente Amplio por México anotó en sus redes sociales: «No Presidente, Usted NO puede “heredar” el poder. Lo único que va a heredar son deudas y malos resultados. Pero no se equivoque, el poder lo otorga el pueblo en una elección libre, no a quien usted quiera y mande».
En realidad, López Obrador entregó el bastón de mando a Claudia Sheinbaum para dejarle en claro quién es el que manda, para dejarle en claro que gracias a él, ella será la candidata de Morena a la presidencia de México.
Por cierto, tanto que detesta López Obrador las monarquías, tanto que detesta a España y no saber que la tradición del bastón de mando no es indígena, sino que se remonta a la monarquía española: «En la monarquía española tradicional, al igual que en otras muchas monarquías, era un signo de representación de poder junto con la corona, el trono, la espada, o una columna para reforzar su fortaleza».
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