De manera descarada decenas de gobernadores pusieron todo el aparato del estado a disposición de Claudia Sheinbaum. En Veracruz reportamos varios eventos. Los funcionarios más corruptos, aquellos a los que habría que meter a la cárcel, fueron los más solícitos, los más dispendiosos, los que más necesidad tienen de quedar bien con Claudia Sheinbaum. Rentaron autobuses, mandaron circulares, mensajes de WhatsApp y reunieron a grandes cantidades de personas para que acudieran a los eventos de la Sheinbaum; bueno, hasta las ambulancias usaron para los acarreos.
Desde el mismo comité de encuestas filtraron información a los gobernadores para que acudieran a las secciones electorales e influir el voto en la encuesta a favor de la Sheinbaum. A pesar de estos y otros incidentes y delitos electorales, el presidente, con todo el descaro del que es capaz, salió en su mañanera a decir que el proceso de selección de Morena fue «fue un ejemplo de ejercicio democrático, algo inédito. La costumbre, por décadas, siglos, era su imposición, el dedazo».
Olvídese de que se esté pasando las reglas del INE por el “arco del triunfo”. En México la clase inteligente sabe que, la decisión de que Claudia Sheinbaum fuera la candidata presidencial de Morena, estuvo en sus manos; o más bien en su dedo.
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