Auguraba el presidente López Obrador que la selección de su candidato o candidata a la presidencia de la república habría de ser tersa, civilizada. Hacía mofa el presidente de los berrinches de Miguel Ángel Mancera del Frente Amplio, criticaba que se hubiera hecho a un lado a Beatriz Paredes. No se daba cuenta el presidente López Obrador de que estaba escupiendo para arriba. Al final la saliva le cayó encima cuando Marcelo Ebrard, a unas horas de que se diera el nombre de quien ganó la encuesta de Morena, pidió que se repitiera el proceso por la gran cantidad de irregularidades que hubo.
Pues a pesar de todo eso y con los retrasos causados precisamente por esas irregularidades, Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional de Morena anunció después de las 20:00 horas del miércoles 6 de septiembre, que Claudia Sheinbaum resultó ganadora con el 39 por ciento de las preferencias, mientras que Marcelo Ebrard alcanzó sólo el 25 por cierto.
Por supuesto, la impugnación de Marcelo Ebrard sobre el proceso resta legitimidad a Claudia Sheinbaum como candidata de Morena. Vale mencionar que no sólo es Ebrard el inconforme con los resultados. Con él hay una centena de diputados y senadores que tendrán que decidir si se van con Ebrard a donde los llame, o se quedan con Claudia Sheinbaum, aunque no los llamen.
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