Sergio González Levet / En el programa de ayer de Joaquín López Dóriga en Fórmula Noticias, Dante Delgado Rannauro le lanzó una apuesta a su entrevistador:
—Si el Frente Amplio por México (FAM) obtiene más votos que Movimiento Ciudadano (MC) en las elecciones de junio del año entrante, ¡me retiraré de la política!
Vista la forma en la que está subiendo como la espuma el FAM -conformado por los partidos PAN, PRI, PRD y una centena de organizaciones ciudadanas- y las defecciones que amenazan a MC por la indefinición de su líder moral, como la del electoralmente poderoso gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, se puede asegurar que el alvaradeño crecido en Córdoba va a perder irremisiblemente la apuesta ante el teacher.
De ese modo, lo que sigue es pensar a qué va a dedicar su tiempo libre -que lo tendrá y mucho- el ex gobernador sustituto de Veracruz. Digo, porque en las encuestas en las que mejor sale el Movimiento dantista cuando mucho obtiene un 7 por ciento de la intención de voto ciudadano, contra por lo menos el 38 por ciento que obtiene el Frente para la elección presidencial de 2024.
Se ve como una cuesta imposible hasta para el optimismo desbordado de Delgado Rannauro, que MC pueda remontar en 10 meses esa desventaja tan grande, y menos si el partido se sigue subdividiendo por la tozudez de su líder, que no se quiere adjuntar a la oposición a Morena y a Andrés Manuel López Obrador (que es decir lo mismo).
Así que pensemos: DDR podría dedicarse a escribir sus memorias de político con 50 años a cuestas de historia dentro del servicio público, o en un puesto de elección popular, o dentro de la nomenklatura priista, o como dirigente del partido de su propiedad. Sería una obra de obligada lectura para muchos noveles políticos que podrían encontrar en sus páginas un enorme cúmulo de sabiduría, que significa armas valiosas para enfrentar esa difícil carrera en México.
Podrían también poner un bufete de abogados, porque es licenciado en Derecho, y utilizar sus grandes dotes de orador y de negociador para solucionar los problemas más graves de quienes serían sus potenciales clientes.
Otra es que fuera todos los días al Café Parroquia de Veracruz a jugar dominó y a recordar sus tiempos de gloria con sus viejos amigos, al igual que lo hizo en sus últimos años don Adolfo Ruiz Cortines, ese otro gran veracruzano.
Va, igual podría ser asesor, no oficioso ni áulico, de algún gobernante o gobernanta, al o a la que podría dar muy buenos y enterados consejos sobre la mejor forma de llevar los asuntos públicos, dada su experiencia en esos menesteres.
O, finalmente, podría dedicarse a la cátedra, docente en alguna universidad pública de señorío, como la Veracruzana, y enseñar a sus alumnos cómo se puede partir desde las aulas para hacer una carrera exitosa como la suya.
Bueno, o podría no hacer nada, que también es una alternativa.
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