Edgar Hernández* / Con un gobernador desbordado por sus leales y tirando golpes a diestra y siniestra, un partido sin liderazgo que nadie pela y una aspirante, Rocío Nahle, impedida políticamente para ser candidata, Morena se derrumba.
Dos Bocas no está lista, menos aún el poderoso líder petrolero Ricardo Aldana quien ya dijo a López Obrador que no recibirá Dos Bocas por insegura para sus trabajadores y negarse a sumarse a la farsa de que está por producir su primer barril de petróleo.
Y si a eso suma que Nahle no es veracruzana y que tiene una fama de corrupta de espérame tantito… pues está ¡bien pelada!
A Morena tampoco le sirve el Plan “B” para imponer a Ricardo Ahued luego de su sospechosa salida de Aduanas y el presunto veto de la DEA, que en los hechos es la responsable de la seguridad nacional (de México).
Aduanas es un tema muy espinoso que el propio presidente no quiere tocar ya que está en manos del crimen organizado y el paso de todo director nombrado está salpicado por la sospecha.
Es así, que en el escenario sucesorio queda el Bola #8, en realidad en el limbo, dado el brutal desgaste que ha sido objeto, amén de las insubordinaciones ante lo cual difícilmente Palacio Nacional apostaría por él.
Sus descaradas ligas con el crimen organizado, el hecho de ser un traidor a la causa de su madrina Rocío Nahle, el caos sembrado entre los equiperos de Cuitláhuac, que hasta de muerte han sido amenazados, y por todas las cruces que ha sembrado en el último lustro en los 212 municipios, le impiden ser el próximo gobernador de Veracruz.
De las sospechas de raterías que sobre él pesan no habría problema ya que es parte de la esencia de Morena.
En la larga fila de aspirantes está el abominable hombre del abuso sexual, Manuel Huerta Ladrón de Guevara quien hace un par de meses escuchó de alguien cercano o del mismo López Obrador que le caminara “porque tienes posibilidades”, para que se pusiera hasta a bailar en plazas y eventos públicos, se bañara y vistiera camisas hawaianas y le metiera billete en nombre del “Bienestar”.
En realidad, este decadente político, ex porro de Manolo Fernandez hace cuatro décadas, no tiene posibilidad alguna, simplemente no le alcanza.
¿Cuántos millones ha invertido el llamado “mequetrefe” de Minatitlán, Sergio Gutiérrez Luna en su precampaña iniciada a finales del 2021?
Abrazado en una primera instancia a Ebrard y utilizando el presupuesto que le daba ser presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, un día de pronto se acordó que una vez de niño vivió en Veracruz lo cual le daba derecho de pernada y ¡Juímonos! que se lanza como el “Borras” a recorrer y gastar ríos de dinero por todo Veracruz.
En pocas semanas ya hasta tenía gabinete integrado.
Sin embargo, al percibir el alejamiento de López Obrador con Ebrard, decide cambiar de caballo y abrazar la causa de Adán Augusto López, el “brother”, el hombre fuerte, el del billullo, pero ¡Oh, desgracia! se volvió a equivocar ya que la silla embrujada de siempre estuvo destinada a Claudia Sheimbaun.
Fin de la historia y sueños de opio de “Gutierritos”.
Hasta hace algunas semanas, uno que otro por ahí se mueve en la discreción por si acaso en la muerte súbita de los aspirantes, Palacio Nacional voltea y se decide por un local.
El tiempo, sin embargo, se acaba para los morenos que con angustia observa cómo se acerca y crece el opositor Pepe Yunes.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
Comentarios