«Temo por mi vida», dice Cazarín, que como dijera Leticia Perlasca a los hoteleros, se la pasó «rascándoles los huevos al tigre» y ahora se espanta. O usted cree que fue casual que un reportero del periódico Imagen llegara a la mañanera de López Obrador para denunciar la campaña adelantada del secretario de Gobierno, el Bola 8, con su espurio libro sobre la negritud. Juan Javier Gómez Cazarín habla sobre una campaña de «medios digitales que fueron creados apenas hace un mes y medio con la finalidad de atacarlo y difamarlo, medios a los que se les ha pagado más de $250 mil pesos mensuales para difundir notas en su contra y de su familia». Lo dice él, que tiene insertados en el Congreso de Veracruz a decenas de medios espurios a sus servicios. Es absurdo que decenas de pseudo periodistas semana tras semana hagan una crónica de las actividades sociales del presidente de la Junta de Coordinación Política.
El medio informativo Al Calor Político hace unos años denunciaba que «el Congreso morenista de Veracruz derrochó 31 millones de pesos en contratos de publicidad en tan solo 18 meses, destinando recursos a medios ‘fachada’ que únicamente promocionan a los diputados y con convenios a sobreprecio». Ah, pero él habla de medios a los que se les paga para golpearlo. ¿No hace él lo mismo con sus medios “fachada”? Dice Cazarín que él y su familia han recibido amenazas. Seguramente es cierto; el Bola 8 no se anda por las ramas.
Y para dejar en Claro que Cisneros Burgos es el de las amenazas, Cazarín dice: «No he visto que él me falte al respeto, ni yo tengo porqué faltarle al respeto; cada quien hace política como quiere, él tiene su estilo, yo tengo el mío, yo respeto el suyo, yo creo que él también respeta el mío; no es mi enemigo, pero tampoco es mi amigo, así lo puedo decir abiertamente». Algo que resulta lamentable es que pseudo periodistas se pongan del lado de este hampón.
Desquitan su “chayote” mandándole mensajes de solidaridad y colocándolo del lado de los periodistas: «Quién iba a decirlo, ahora estamos en el mismo frente». Se equivocan, ese señor nunca estará del lado que ocupan los periodistas, al menos no del lado de los verdaderos periodistas. El Bola 8 no debe tardar en decirle, «el que se lleva, se aguanta».
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