Sergio González Levet / El relativo posicionamiento que consiguió la senadora Beatriz Paredes Rangel en el proceso de selección para el coordinador del Frente Amplio por México (muy aquí entre nos, de quien será la candidata) regresó muchas ilusiones a un buen número de priistas trasnochados que, como dijo Andrés Manuel López Obrador (y en ésta sí le atinó), pensaron que podían volver a los días de gloria en los que disfrutaban del dinero público a mansalva y de los puestos más jugosos a cambio de no hacer nada.
Beatriz consiguió de una manera sorpresiva un cúmulo de simpatías a su favor bastante considerable, con alrededor de 450 mil firmas, lo que hizo que muchos amigos y correligionarios suyos echaran las campanas al vuelo, pues se colocó en segundo lugar, solamente con cien mil simpatizantes menos que Xóchitl Gálvez, que obtuvo 555 mil apoyos.
Y desde el Comité Ejecutivo Nacional (léase, Alito Moreno) empezaron a manejar que en las encuestas ciudadanas prácticamente había empatado con la puntera entre quienes habían sido consultados en su domicilio. No dijeron nada de que en las consultas telefónicas Xóchitl había arrasado, pero había que mantener el sueño vivo.
Después, al pasar los tres contendientes de la etapa final, resultó que dos provenían del PAN, Xóchitl y Santiago, y entonces empezaron a elucubrar que el voto panista se iba a dividir y el priista se iba a sumar por Beatriz, lo que le daba casi un triunfo seguro.
Muchos ex alcaldes, ex diputados, ex secretarios de Estado, ex gobernadores y ex funcionarios de medio pelo y pelo completo del Revolucionario Institucional se empezaron a sentir nuevamente en los cuernos de la gloria y pusieron a trabajar la imaginación para ensayar cómo disfrutarían la fortuna vuelta una hija pródiga.
Peeeero, Santiago Creel renunció a su aspiración y se bajó de la contienda, con lo que quedaron Beatriz y Xóchitl para sumar respectivamente los votos tricolores y blanquiazules. En esa suma, los números favorecen ligeramente a Xóchitl, y los priistas pensaron y piensan que podían remontar el marcador adverso.
Lo que no han contado los valedores del otrora partido aplanadora son los votos ciudadanos, que representan más del 40 por ciento de las firmas registradas y están volcados en favor de la senadora Gálvez Ruiz.
Para todos esos mexicanos sin partido que han visto renacer la esperanza con Xóchitl los partidos no cuentan, y por el contrario son mal vistos, y su voto será el decisivo.
Así que el 3 de septiembre será el primer ensayo triunfal del camino para regresar a través de Xóchitl el gobierno al pueblo, ése que tanto presumió AMLO que lo quería a él… y resultó una más de sus mentiras.
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