El excanciller Marcelo Ebrard comienza a sentir el gélido desprecio del que, hasta hace unos días ha considerado como su hermano. Lentamente Marcelo Ebrard, ha comprobado lo que ya sabía desde antes de comenzar esa farsa, llamada contienda interna morenista para elegir al coordinador, que no es otra cosa, que ser el candidato para la presidencia de la república, por parte de Morena.
Ese amargo despertar, seguramente lleno de desilusión, quedó confirmado, cuando el presidente López Obrador, al igual que Mario Delegado, presidente del partido guinda, ignoraron por completo sus denuncias de apoyo y acarreo por parte de gobernadores y funcionarios de la 4T.
Hoy, Marcelo Ebrard descubre que la fiesta siempre fue preparada para Claudia Sheinbaum, que el supuesto suelo parejo, solo fue un discurso para darle atole con el dedo. Hoy Marcelo Ebrard, descubre nuevamente, que el segundo apellido del presidente, es traición. Como el escorpión de la fábula, esa es su naturaleza.
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