En septiembre de 2011, desde el puente del boulevard Adolfo Ruiz Cortines en Boca del Río, Veracruz, fueron arrojados 35 cuerpos; frente a Plaza las Américas, justo abajo del palo donde cuelgan impávidos los Voladores de Papantla. Todos recordamos las fotografías. La revista Proceso llenó su portada con todos esos muertos que de inmediato fuero llamados criminales, porque sólo unos criminales merecían una muerte así. Fueron 35 de un solo golpe. Hace unas semanas, 34 cuerpos fueron encontrados en frigoríficos. Al día siguiente más muertos sobre la carretera Poza Rica-Cazones.
En la localidad de La Victoria, Papantla, fue hallado otro cuerpo desmembrado. La mañana de este 18 de agosto, por la zona de La Balastrera, en Nogales, fueron encontrados 3 cuerpos más, embolsados; también en Nogales, la cabeza de un hombre fue colgada de un puente, sus restos quedaron abajo, al lado del puente. En septiembre de 2011 escribí un artículo titulado “En Veracruz la muerte tiene permiso”.
Escribí además una recreación onírica de mi encuentro con la muerte, a quien hacía responsable de la matanza: “Esta semana la muerte anduvo rondando nuestras plazas y nos encontró desnudos y no le pudimos decir nada. Ayer por la noche vi cómo se retiraba, y la muy puta llevaba las manos ensangrentadas, la boca llena de esa lascivia hedionda, pues es los últimos días había devorado muchas almas. Ayer por la noche vi cómo se retiraba y no me quise quedar con las ganas de preguntarle: ¿Quién te dio permiso para tanta matanza?”.
12 años después de esos 35 cuerpos arrojados en Boca del Río vuelvo a hacer la misma pregunta: ¿Quién te dio permiso para tanta matanza?
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