Si usted va por la calle y un perro le ladra desde el portón de una casa, ni se le ocurra patear el portón para que se calle el perro, el perro va a ladrarle más y más y más fuerte. Eso es precisamente lo que pasó en el caso de Citlalli Hernández, senadora de Morena que fue a acusar a Ricardo Salinas Pliego ante el Instituto Nacional Electoral para que dejara de insultarla en Twitter. El INE le concedió la razón a la senadora, pero de nada sirvió, porque el INE no tiene facultades para sancionar a Salinas Pliego, quien ni es un ente político ni está sujeto a una elección popular. Lo que sí consiguió Citlalli es que las agresiones en su contra fueran todavía más severas. Ahora sí, sin ningún empacho el empresario, en pleno uso de su “libertad de expresión”, llama marrana a Citlalli, le dice “cenadora” en lugar de senadora, la compara con hipopótamos y aprovecha cada publicación de ella para darle más duro.
Citlalli compartió un mensaje del presidente donde dice a los jóvenes que no se cansen, que no se den por vencidos, y de ahí se agarra Ricardo Salinas para anotar: «No se cansen diceeee a mí me dijeron de una fuente muy confiable que no puede ni subir las escaleras, bajarse fácil de un carro, amarrarse los zapatos y ya de limpiarse ni hablemos, que conste que a mí me dijeron (no lo digo yo) y tengo que decir las cosas, porque ya no es como antes que todo se encubría, además para encubrir a la cenadora se necesitaría una carpa, lo que es!».
Claro, si bien aquí la víctima es la senadora, también ella le echó leña al fuego desde antes, con sus posturas groseras e incongruentes. En alguna ocasión llamó “perra” a Adela Micha, una compañera de género. Pero como Adela ni la peló, ella siguió agrediendo a otras mujeres en el mismo tono.
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