Un López Obrador con autoridad moral no habría requerido dar dos llamadas de atención al secretario de Gobierno de Veracruz para que dejara de promocionarse como candidato a algún cargo de elección popular. A un López Obrador, en la “plenitud del pinche poder”, le hubiera bastado con una simple mirada para que el famoso Bola 8 dejara de gastar recursos públicos para hacerse promoción con la excusa de un libro que él ni siquiera escribió. El hecho de que el presidente López Obrador se hubiera tomado la molestia de llamar la atención a Cisneros Burgos, hasta en dos ocasiones, puede deberse a que el presidente ya perdió toda autoridad moral. Sin embargo, lo más seguro es que entre el presidente y sus secuaces haya lo que se llaman “valores entendidos”.
El presidente hace como que regaña y el Bola 8 se hace el regañado. Sin embargo, la orden atrás de todo esto es que siga enturbiando la contienda electoral de aquí al 2024. De otra manera no entendemos cómo es que Éric Cisneros Burgos sigue promocionándose, sigue presentando su espurio libro, sigue apareciendo hasta en parapentes. En este caso han sido los mismos veracruzanos los que muestran su repudio a uno de los peores secretarios de Gobierno que ha tenido Veracruz; quizá sólo igualado a Reynaldo Escobar.
En Playa Vicente los lugareños acudieron al lugar donde se habría de presentar el libro del Bola 8 para mostrar su repudio, su rechazo. Sobre todo porque al Bola 8 lo acusan de estar atrás de la detención de uno de los líderes ganaderos de la zona, todo por buscar venganzas personales. Que así sea. Mejor que los veracruzanos muestren su repudio al Bola 8 y no que el “pobre diablo” del presidente, en su tibieza, lance regaños de madre consentidora.
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