Tal vez por eso, porque sabe que en menos de 2 años podría estar libre, libre para encontrarse con otro menor de edad para propinarle otra golpiza, es que este sujeto, al momento de ser aprehendido, iba con una mueca de sonrisa que se podría traducir en burla. Extraña que, habiendo salido de San Luis Potosí, haya regresado a ese estado y se haya encontrado afuera de un hotel donde todo mundo lo identificaría.
Lo atraparon como si no se estuviera escondiendo, como si ya hubiera hablado con un abogado que le dijo, «déjate agarrar que yo en unos meses te saco». Menos de 2 años en prisión para el “Tiburón Medina” se nos hace poco; poco para el tipo que rompió los planes de salir delante de un joven de 15 años como Santiago a quien más que los golpes, le dolió la brutal agresión injustificada.