A todas luces la muerte de los operadores de Marcelo Ebrard en Guerrero y del operador de Adán Augusto en Veracruz tiene muchos elementos que deben ser investigados. Sobre Daniel Flores, operador y aportador financiero de la campaña de Adán Augusto López se sabe que pasó de ser un vendedor de extinguidores, a uno de los mayores contratistas en la refinería de Dos Bocas, donde Rocío Nahle se vio por demás dispendiosa con él. Para algunos analistas, Daniel Flores era una especie de prestanombres de Adán Augusto, por lo que se le otorgaban esos contratos como si se los dieran al entonces secretario de Gobernación.
Pero el tema, dice Loret de Mola, da para más. En su columna para El Universal el periodista anota: «No se han aclarado las causas del desplome del avión privado, en el que Flores era el único pasajero. Tampoco se han aclarado las causas que súbitamente volvieron al dueño de Proyecta Industrial un poderoso e influyente empresario, uno de los consentidos del sexenio. En aquella columna hice referencia a sus vínculos estrechísimos con el entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López (desde que era gobernador de Tabasco, donde se construye la refinería de Dos Bocas) y con la secretaria de Energía, Rocío Nahle (encargada de ese proyecto)».
En medio de todo esto aparece un personaje muy cercano a los sobornos de Odebrecht. Dice Loret de Mola: «Y todo se hizo con la eficaz operación de uno de los personajes más controvertidos de la administración actual. El engrane de la relación entre Daniel Flores, Adán Augusto López y Rocío Nahle era Leonardo Cornejo Serrano, quien el sexenio pasado fue el más frecuente contacto de Odebrecht en Pemex en tiempos de Emilio Lozoya, y que ahora en tiempos de AMLO lo rescataron para nombrarlo encargado de los contratos en la refinería de Dos Bocas». Por donde se le vea supura la corrupción y ello involucra a Rocío Nahle, la “Rosario Robles” del sexenio de López Obrador.
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